LA ECONOMÍA NOVOHISPANA
ESCUELA SECUNDARIA GENERAL «PAPANTLA»
PROFESOR: JOSÉ VILLAGÓMEZ REYES
HISTORIA II
LA ECONOMÍA NOVOHISPANA
PDA: Reconoce la transformación que sufrieron las actividades
económicas a partir de la consolidación de la Nueva España.
Énfasis: Conocer
los cambios en la agricultura, la introducción de nuevas especies animales y el
uso de la moneda.
Como sabes, la conquista de lo
que se conoce como Mesoamérica trajo profundas transformaciones en
prácticamente todos los ámbitos de la vida. Pero en el aspecto económico y
alimenticio hubo cambios que incluso todavía impactan nuestro día a día. Por
este motivo, en esta sesión, profundizarás en los cambios de la agricultura, la
introducción de nuevas especies animales y el uso de la moneda.
Para iniciar, presta atención
al siguiente “Recetario novohispano” del siglo XVIII y utiliza tu imaginación
para recrear mentalmente los platillos.
Albóndigas:
Se lavan muy bien los lomos de
puerco, y se muelen, y después se muelen las especias, con las cuales se amasa
la carne, y se van haciendo las albóndigas rellenas con huevo, jamón y pasas, y
se van echando en una olla de agua hirviendo, que ya tendrá jitomate, chile
verde y ajo, y así que están cocidas, se guisa su caldillo con sus especias y
su azafrán.
Buñuelos de almendras:
Se pelan las almendras, se
muelen, se exprimen, se cuelan, se cuecen como el atole, se tantea la harina,
se le echa dulce, una poquita de sal, canela, tantita agua de azahar, esto se
amasa, ya que está frío se le echa su manteca muy bien amasada, se pone al sol
a que se oree, se van haciendo los buñuelos chiquitos, se cuecen en horno como
rosquetes, se echan en almíbar con su canela.
Tamales de dulce:
Toma tres libras de maíz
cacahuazintle que esté cernido por cedazo y échale media libra de manteca
derretida y ocho yemas de huevo que estén bien dulces; échale un poco de agua
caliente, que no quede muy aguado, ni espeso y batido cosa que no llegue a
hacer espuma, échale canela bastante, pasas, piñones, ajonjolí, nueces,
almendras; ponlo a cocer en una olla con poca agua y atravesarás unos palitos y
por encima zacate, sobre él echa los tamales y tápalos muy bien con más zacate
hasta que cuezan, que será cuando suenan como aventado. Los de arroz se hacen
en la misma forma, echando arroz en lugar de maíz.
Papas de moda:
Se fríen las papas y ya que
están friéndose se les echa queso añejo rallado y pan molido, un polvo de
pimienta, jitomate, todo revuelto y encima sesos fritos para adornarla.
Chiles rellenos:
Se asan los jitomates y se
muelen junto con aguacates mondados y limpios, nueces, vinagre de Castilla y un
poco de aceite de comer, que se haga un caldillo espesito y frío, como está se
echa encima de los chiles que ya estarán en el platón fritos”.
¿Qué ingredientes
identificaste? Muchos de ellos hoy se pueden conseguir con
cierta facilidad, pero antes de la llegada de los españoles muchos de ellos no
existían en el continente americano.
Reflexiona: ¿Te
imaginas cuáles de ellos no son originarios de nuestro continente? Además,
¿notaste la similitud entre algunos de esos deliciosos platillos y algunos que
hoy en día se consumen?
Las albóndigas, los buñuelos,
los tamales, las papas fritas y los chiles rellenos han sobrevivido por más de
300 años. Aunque hoy en día se disponen de otros ingredientes, antes habría
sido impensable hacer albóndigas sin carne o sin huevo. Estos ingredientes sólo
estuvieron disponibles en nuestro territorio a partir del siglo XVI, para
después formar parte de nuestra historia gastronómica.
La conquista y colonización
española de los territorios mesoamericanos provocaron una profunda
transformación social, económica, política, cultural y religiosa. Y algunos de
los mayores cambios ocurrieron en la agricultura, en la ganadería y en el
comercio, pues afectaron profundamente la vida culinaria y económica.
Las culturas prehispánicas
practicaban una agricultura basada en el sistema conocido como roza y quema,
que consistía en preparar los campos de cultivo; una vez que se obtenía la
cosecha y se secaban las plantas y pastos, los quemaban para acabar con la
maleza nociva y así aprovechar la ceniza resultante como abono para la
siguiente siembra. La preparación del terreno se hacía con herramientas como la
coa y el azadón, manejados con la fuerza física de los agricultores, ya que no
había animales grandes de tiro, como caballos, yeguas, mulas o toros.
La agricultura que se
practicaba era temporal en la mayoría del territorio, con una sola cosecha al
año, aunque había lugares en donde se practicaba una agricultura intensiva que
aprovechaba el agua de lagos importantes, como en la cuenca de México donde se
estableció el sistema de chinampas.
La base de la agricultura
prehispánica era el maíz, que se cultivaba en la mayor parte del territorio. La
economía del maíz se complementaba con frijol, chile, calabaza, nopales y otras
hortalizas y verduras de las distintas regiones, así como con la recolección de
los abundantes frutos nativos. También comían carne, pero era de animales
pequeños como codornices, guajolotes, ardillas, liebres y también se
alimentaban de mariscos y peces.
Mediante la encomienda, el
trigo, elemento central en la alimentación española, fue ganando importancia en
la nueva agricultura. Aunque inferior en números, la población española
continuaba creciendo junto con algunas ciudades recién fundadas que necesitaban
de alimentos para satisfacer sus necesidades; algunas de estas ciudades fueron
la de México, Puebla, Querétaro, Guanajuato y Zacatecas, entre otras más.
En la dieta española también
eran importantes el vino y el aceite de olivo, por lo que en las primeras
décadas se establecieron viñedos y sembradíos de olivo, que pronto fueron
prohibidos por la corona española para que no hicieran competencia a los vinos
y al aceite producido en España.
Otro cultivo importante que
trajeron los españoles fue la caña de azúcar. Hernán Cortés fue el primero en
introducir este cultivo que se dio muy bien en las tierras bajas e irrigadas
del altiplano central y en las costas, por lo que la demanda de azúcar en las
ciudades creció e hizo que la producción de caña se convirtiera en una floreciente
industria, localizada en los valles calientes de lo que hoy son el estado de
Morelos y el de Veracruz.
Los españoles trajeron de Asia
el gusano de seda, que fue cultivado en el siglo XVI en la región de Puebla y
Oaxaca, pero después fue prohibido por la competencia que significaba para los
comerciantes españoles que compraban la seda china y la revendían en el
continente americano y Europa.
Otros productos que
llegaron de Asia fueron algunos frutos secos como las nueces y
las almendras; además de especias como la canela, el clavo y la pimienta.
Entre los cultivos que ya
existían en las tierras mesoamericanas, pero que tuvieron una fuerte demanda de
los colonos españoles está la vainilla y el cacao, del que se obtenía el
chocolate. Este producto se popularizó en las ciudades y villas novohispanas y
pasó luego a España y al resto de Europa.
También adquirieron
importancia los tintes o colorantes, el más importante fue la grana cochinilla,
un insecto parásito del nopal que se producía en las regiones del Altiplano y
que pronto se convirtió junto con el índigo o añil en un importante producto de
exportación.
Con el tiempo, alimentos de
uno y otro continente se fueron fusionando hasta conformar una enorme
diversidad culinaria que sobrevive hasta nuestros días. Sin embargo, hubo
algunos productos, como el maíz y el pulque que, aunque eran consumidos por
algunos españoles, la mayoría de éstos los despreciaban por ser la base de la
alimentación indígena.
Para conocer más sobre los
alimentos que llegaron de otros continentes y los que América exportó al mundo,
observa el siguiente video del minuto 1:03 al 4:48.
La dieta
mesoamericana.
https://www.youtube.com/watch?v=5IcAlF05f9k&t=111s
Entre las modificaciones de la
agricultura, ocasionadas por el arribo de los europeos, estuvieron la rotación
de cultivos, es decir, el cambio de cultivos cada cierta temporada para
enriquecer la tierra y evitar la escasez de alimentos; así como la práctica de
fertilización con el abono de las heces de animales. Además, se introdujeron
nuevos instrumentos agrícolas como el arado, tirado por bueyes o mulas. Los
grandes animales, vacunos y equinos, formaron parte importante de las nuevas
faenas agrícolas, incrementando con ello la productividad de los campos al
sustituir la fuerza humana.
Otro cambio importante se dio
en la ganadería. En el mundo prehispánico prácticamente no había animales
domésticos, salvo guajolotes y algunos perros pequeños.
Con el arribo de los españoles
fueron traídos al continente americano puercos, ovejas, chivos, vacas, toros,
caballos, yeguas, asnos y mulas. Los puercos llegaron con las primeras
expediciones. Al ser animales muy adaptables, se multiplicaron enormemente, aprovechando
el maíz que obtenían los españoles del tributo indígena y los amplios espacios
que había en el territorio. La carne de cerdo y los embutidos, como el jamón,
formaron parte importante de la dieta española desde los primeros tiempos
coloniales y se incrementó con el paso de los años, llegando a las mesas de los
indígenas, mestizos, afrodescendientes y castas.
Los rebaños de borregos y
chivos crecieron de manera espectacular, inundaron los campos aledaños a las
poblaciones e incluso comenzaron a ocasionar problemas de degradación del suelo
y erosión, pues arrasaban con los pastos y matorrales que servían para detener
y filtrar el agua de lluvia, provocando deslaves de suelo fértil y una menor
captación de agua.
El ganado vacuno también floreció.
Los españoles trajeron primero vacas y toros a las islas caribeñas y después a
las tierras continentales. Aprovechando la abundancia de pastos y forrajes, al
igual que los enormes espacios vacíos y la poca mano de obra que se necesitaba
para cuidarlos, el ganado vacuno creció de manera espectacular desde las
primeras décadas virreinales.
El crecimiento del ganado
llegó a tal grado en que comenzó a poner en peligro la agricultura de los
pueblos indígenas, pues invadían sus cosechas y se comían sus pastizales, que
eran de uso colectivo. Por ello, la corona española emitió disposiciones para
proteger las tierras indígenas y frenar la invasión del ganado.
A pesar de esto, el ganado
vacuno continuó teniendo gran importancia, pues no sólo se consumía su carne y
su leche. También su grasa era utilizada como combustible para encender
antorchas y alumbrar tanto las calles como las minas. La piel de vaca, por su
grosor, era aprovechada para fabricar costales empleados para cargar las
piedras de las minas.
Con el crecimiento de la
producción agrícola y ganadera, y con el descubrimiento y explotación de
importantes minas de plata en el Camino Real de Tierra Adentro, se incrementó
también el comercio local y de exportación.
Debido a los esfuerzos que implicaba
el trabajo en las minas, los españoles utilizaron personas esclavizadas en el
continente africano; mismas que obligaron a trabajar en las zonas más cálidas
con el cultivo de la caña de azúcar.
Alrededor de las zonas mineras
se establecieron ciudades y centros de consumo que atraían mano de obra y
demandaban alimentos y materias primas. Aunque la mayoría de la economía
novohispana seguía siendo regional y local, y en muchos casos de autoconsumo, el
comercio de alimentos y productos creció paulatinamente, lo que hizo necesario
un medio de cambio aceptado por todos.
Como había ocurrido en Europa
desde la antigüedad, el medio de intercambio más aceptado fueron las monedas de
plata y oro. Muy pronto comenzó la acuñación de monedas, sobre todo de plata.
La acuñación se hacía en la Casa de Moneda, creada en 1535 en la Ciudad de
México.
La unidad de mayor valor era
el peso de oro minas de ley perfecta, que equivalía a 450 maravedíes españoles;
le seguía el peso de oro común, equivalente a 320 maravedíes y a 8 reales de
plata. Esta última fue la moneda más utilizada en las transacciones
mercantiles, al igual que sus subdivisiones.
La mayor parte de los metales
preciosos producidos en la Nueva España se convirtió en monedas. Se estima que
el 90 % de la plata y el oro obtenidos se acuñaba. No obstante, casi la
totalidad de esas monedas salían del territorio novohispano para pagar las
deudas de la corona española debido a las múltiples guerras que comenzaba a
tener en Europa. El 10% restante servía para comprar y vender en los mercados
más grandes de las ciudades.
Vale la pena señalar que, no
obstante, la mayor parte del comercio local se hacía con otro tipo de monedas,
hechas de madera y conocidas como tlacos. Además, aún se seguían utilizando
granos de cacao como medio de pago e incluso muchos mercados locales
practicaban el trueque, es decir, el intercambio directo de unos productos por
otros, sin la necesidad de una moneda.
Observa el siguiente video del
minuto 0:26 al 3:39, sobre la gran variedad de productos que podían encontrarse
en los mercados de la Nueva España.
La vida pública en
la capital virreinal: el mercado.
https://www.youtube.com/watch?v=YKKImYFu3XI
Como has estudiado en esta
sesión, la economía de la Nueva España tuvo una fuerte mezcla de elementos
tanto indígenas como europeos y asiáticos. De esta manera se transformó el
paisaje al incluir nuevos tipos de cultivos, ganados; y la alimentación de los
diferentes sectores que conformaron la población novohispana.
Has concluido esta sesión. Si
deseas saber más del tema, puedes consultar otras fuentes confiables, como tu
libro de texto de Historia, de segundo grado.
MIÉRCOLES 28 DE ABRIL
EL COMERCIO NOVOHISPANO
Aprendizaje
esperado: Reconoce la transformación que sufrieron las actividades
económicas a partir de la consolidación de la Nueva España.
Énfasis: Conocer
los intercambios comerciales, los medios de transporte terrestre, las
embarcaciones españolas y su protección naval en el Atlántico, así como las
fortalezas que se construyeron en los puertos.
En esta sesión, profundizarás
en el comercio novohispano, es decir, la transformación de las actividades
económicas durante la consolidación de la Nueva España. Para ello, estudiarás
cómo eran los intercambios comerciales, que medios de transporte se utilizaban,
así como las fortalezas que fueron construidas en los puertos.
Una de las consecuencias más
importantes que tuvo la conquista de los pueblos mesoamericanos, fue la
inserción de redes de intercambio y comercio internacionales, lo que algunos
estudiosos han llamado la primera globalización.
Después de siglos durante los
cuales las sociedades indígenas del continente americano se mantuvieron
aisladas del resto del mundo, su integración al imperio español generó un
movimiento importante de mercancías, personas e ideas a través de viajes, como
el que se narra en la lectura.
Este proceso lo intentó
regular la Corona española de manera intensa, con la finalidad de ser ella la
principal beneficiaria de los recursos y riquezas que se encontraban en la
Nueva España. Sin embargo, en su intento enfrentó la competencia de otras
naciones que también intentaron hacerse con esas riquezas.
Fue por dicha razón que la
Corona tuvo que recurrir a estrategias variadas que le permitieran mantener a
salvo el comercio que iba y venía de la Nueva España. En esta sesión conocerás
esas estrategias, así como otros elementos relacionados con el comercio en la
Nueva España, con la intención de responder a la pregunta: ¿cómo se desarrolló
el comercio de la Nueva España en el Atlántico?
Un primer elemento con
relación al comercio de la Nueva España es que, desde un principio la Corona
española decidió cerrar cualquier posibilidad de intercambio entre sus
posesiones americanas y el resto de los países, sólo estaba permitido el
comercio entre los territorios de la monarquía española.
A partir de esta situación, se
puede hablar de dos rutas comerciales principales en la época virreinal, la del
Atlántico que conectaba la Nueva España con España y la del Pacífico que
conectaba Acapulco con Manila. Cada una de ellas tuvo sus características propias.
En esta ocasión, te enfocarás
en la primera ruta, es decir, la que unía a España con nuestro actual
territorio nacional. Esta ruta atravesaba el océano Atlántico trayendo a las
costas novohispanas personas, noticias y mercancías provenientes del continente
europeo.
Como se menciona en el relato
anterior, el lugar de salida del comercio atlántico fue la ciudad de Sevilla,
único puerto en España que tenía derecho a comerciar con las posesiones en
América. En esta ciudad andaluza, se encontraba la Casa de la Contratación,
entidad que desde 1540 estaba encargada de controlar y monopolizar todo lo
referente a la navegación y el comercio entre España y los territorios de
ultramar. Cabe mencionar que, a partir del año 1720, Sevilla perdería su lugar
como puerto de Indias, siendo sustituida por el puerto de Cádiz.
Desde Sevilla los barcos
salían con rumbo a las islas Canarias, ya en el mar Atlántico. En estas islas
se hacía una breve pausa. Después, los barcos ponían rumbo hacia las islas del
Caribe, como Jamaica, Puerto Rico o la Española, actualmente República
Dominicana.
Desde ahí, el viaje seguía
hasta llegar a las costas de Veracruz, donde las mercancías que se traían eran
descargadas y transportadas hasta la Ciudad de México. Ahí, los grandes comerciantes
de la ciudad las compraban para luego venderlas en el interior del reino
novohispano, actividad por la que lograron amasar grandes fortunas. Después de
realizada la venta, los barcos, ahora cargados con productos de Nueva España,
partían rumbo a la Habana en Cuba, desde donde agarraban dirección hacia
España.
Estos viajes solían durar
alrededor de 75 días de Sevilla a Veracruz y hasta 130 días en sentido inverso.
En lo que respecta a las mercancías que iban y venían, por lo general, de
España llegaban telas finas, azogue, vino, olivos o productos manufacturados.
Por otro lado, desde la Nueva España los principales productos exportados eran
los metales preciosos, principalmente la plata. También tenían un lugar
importante en este intercambio los tintes, como el proveniente de la grana
cochinilla o el del palo de tinte.
Para organizar, controlar y
proteger este intercambio, la Corona española instrumentó por un lado una
política de prohibiciones a la producción de ciertos productos en la Nueva España,
como fue el caso del vino o los olivos. Esto con la finalidad de proteger a los
fabricantes españoles y obligar a la gente de la Nueva España para que comprara
los productos españoles.
Una segunda política fue la
instauración de un régimen de flotas. Este consistía en la organización de un
convoy de barcos mercantes junto con barcos armados que una vez al año hacían
el viaje rumbo a la Nueva España y de regreso. Por lo general, la flota salía
de España a principios de abril y partía de Veracruz entre el mes de febrero y
marzo. La finalidad de este régimen de flotas era proteger que la plata
americana no cayera en manos de los piratas y, al mismo tiempo, facilitar el
control sobre los intercambios, con lo cual se aseguraba poder cobrar los
impuestos que le tocaban a la Corona.
Otra estrategia seguida por
las autoridades españolas fue limitar el comercio de la Nueva España en el
Atlántico a un solo puerto, el de Veracruz, lo que lo convirtió en el único
donde legalmente estaba permitida la carga y descarga de mercancías provenientes
de España. La idea era llevar mayor control sobre las mercancías que se movían
y así poder recaudar íntegramente los impuestos y contribuciones debidas a la
Corona.
Estas estrategias han llevado
a los historiadores a definir el comercio colonial de los siglos XVI, XVII y
parte del XVIII, como un sistema de comercio cerrado y proteccionista. Sin
embargo, en su búsqueda de limitar y controlar el comercio, las autoridades
reales provocaron el surgimiento de una importante actividad de contrabando, favorecida
tanto por los habitantes de la Nueva España como por los del Perú y de las
otras naciones.
Para el contrabando se
utilizaron los pequeños puertos que se encontraban a lo largo de las costas del
amplio territorio novohispano. Estos puertos se hallaban menos vigilados que el
de Veracruz y, por lo tanto, se podían cargar o descargar mercancías sin
necesidad de pagar impuestos a la Corona.
Otra forma de contrabando era
falsificar la documentación de las mercancías que venían en los barcos, esto con
la finalidad de evitar los límites que imponía la Corona respecto a la cantidad
de mercancías que podían traer los barcos.
En ambos casos, es muy
factible que algunos funcionarios virreinales estuvieran coludidos con los
contrabandistas, mostrándose indiferentes ante los quebrantamientos de la
legislación. Sin embargo, el contrabando no fue el único problema que enfrentó
este sistema comercial. Debido a que el comercio de la Nueva España con otras
naciones estaba prohibido, la gran cantidad de plata y otras mercancías que la
Corona española recibía de la Nueva España comenzaron a ser deseadas por los
otros reinos europeos. Y la forma de acceder a esos recursos, fue la piratería.
Para conocer un poco más sobre
la piratería. observa el siguiente video.
¡Al abordaje!
https://www.youtube.com/watch?v=XuFv8ziwOqI&t=103s
Durante gran parte de los
siglos XVI, XVII y XVIII, tripulaciones de diferentes nacionalidades se
dedicaron a atacar las embarcaciones españolas o a las poblaciones costeras,
para lo cual utilizaron como bases sus países de origen o algunas islas del Caribe.
Dentro de la piratería existen
dos tipos de personas. Por un lado, estaban los piratas, quienes eran personas
que actuaban de manera individual y por otro lado los llamados corsarios,
quienes recibían de algún gobierno europeo la autorización de atacar los
intereses españoles bajo la condición de pagar una parte a dicho gobierno. Todo
quedaba establecido en unos documentos llamados “patentes de corso”. La
presencia de los piratas en el mar Caribe, explica en parte la decisión de la
Corona española de instaurar el sistema de flotas en el Atlántico; sin embargo,
no fue lo único que se hizo para enfrentar este problema.
Otra estrategia que implementó
la Corona española a lo largo de los tres siglos que duró el dominio español en
la Nueva España, fue la construcción de fortificaciones en algunos puertos
importantes del reino novohispano, esto con el objetivo de proteger a las
poblaciones costeras y el comercio marítimo de los ataques piratas.
Estas fortificaciones
normalmente eran pagadas con los ingresos de la Corona y debían construirse de
tal forma que pudieran soportar los disparos de los cañones enemigos y al mismo
tiempo permitieran responder a los ataques con su propia artillería. Además de
los fuertes construidos en territorio novohispano, durante el siglo XVII, parte
de los impuestos recolectados en el reino de la Nueva España eran enviados a
otras posesiones españolas en el Caribe como Cuba o Florida, para construir y
dar mantenimiento a diversos fuertes de la zona. A esta política se le conoce
como “el situado”.
La Corona también decidió
construir una flota de barcos en el Caribe, a la que llamaron “la armada de
Barlovento”. Dicha armada tuvo la finalidad de perseguir a los piratas y
corsarios en el Caribe.
Respecto al tema de los barcos,
actualmente se sabe que, tanto en el Atlántico como el Pacífico, los españoles
utilizaban dos tipos de barcos, ambos de características similares: los
galeones y las naos. Estos barcos se movían por medio de velas y eran
construidos con madera, principalmente. Para defenderse solían ir armados con
cañones montados en los costados de las naves. El número de armas dependía
tanto del tamaño del barco, como de su función principal, para el transporte de
mercancías o el combate marítimo.
Por último, ¿qué pasaba con
todas las mercancías que llegaban a los puertos de la Nueva España? Al respecto
habría que decir que las mercancías, por lo general, eran compradas por los
comerciantes del poderoso Consulado de la Ciudad de México, quienes a su vez se
encargaban de revender esas mercancías a lo largo y ancho del territorio
novohispano, razón por la cual lograban obtener grandes ganancias.
Para hacerlo, los comerciantes
recurrían a una red de caminos que había en todo el Virreinato; sin embargo,
esos caminos solían no ser de gran calidad y en algunas partes se encontraban
asolados por grupos de bandidos. El transporte se hacía en burros o mulas, así
como en carretas, situación por la cual, el transporte no era tan rápido. Esto,
junto a todas las restricciones impuestas por la Corona, limitaban enormemente
el desarrollo más amplio de la actividad comercial en la Nueva España.
Has finalizado esta sesión. Si
deseas saber más del tema, puedes consultar tu libro de texto de Historia, de
segundo grado.
ACTIVIDAD SEMANA 31
LA
ECONOMÍA NOVOHISPANA Y EL COMERCIO NOVOHISPANO
1.
Realiza la lectura de los temas la economía novohispana y el comercio novohispano,
subraya lo que consideres más importante y atiende a los siguientes puntos
2.
Imagina que
vives en la Nueva España del siglo XVII, y un amigo tuyo quiere poner un
negocio y empezar a comerciar con España. En una cuartilla, escribe los
consejos que le darías para que tome en cuenta.
3.
Además, con base
en lo anterior, responde las siguientes preguntas:
I.
¿Cuáles
son las características de la ruta comercial?
II.
¿Cuáles
son los permisos o trámites que requiere?
III.
¿Cuáles
son los productos que es posible comerciar?
IV.
¿Cuáles
serían las problemáticas a las que se enfrentaría?
Las actividades de cada semana
se comparten los días viernes
y se tienen seis días para realizar la entrega de forma
puntual.
Recuerda realizar solo una entrega semanal antes del JUEVES 6 de mayo.
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