LA ECONOMÍA NOVOHISPANA

 ESCUELA SECUNDARIA GENERAL «PAPANTLA»




PROFESOR: JOSÉ  VILLAGÓMEZ REYES



HISTORIA II






LA ECONOMÍA NOVOHISPANA

 

 

PDA: Reconoce la transformación que sufrieron las actividades económicas a partir de la consolidación de la Nueva España.

 


Énfasis: Conocer los cambios en la agricultura, la introducción de nuevas especies animales y el uso de la moneda.

 

 


Como sabes, la conquista de lo que se conoce como Mesoamérica trajo profundas transformaciones en prácticamente todos los ámbitos de la vida. Pero en el aspecto económico y alimenticio hubo cambios que incluso todavía impactan nuestro día a día. Por este motivo, en esta sesión, profundizarás en los cambios de la agricultura, la introducción de nuevas especies animales y el uso de la moneda.

 

 

 

 

Para iniciar, presta atención al siguiente “Recetario novohispano” del siglo XVIII y utiliza tu imaginación para recrear mentalmente los platillos.

 

 

 

Albóndigas:

 

 

 

Se lavan muy bien los lomos de puerco, y se muelen, y después se muelen las especias, con las cuales se amasa la carne, y se van haciendo las albóndigas rellenas con huevo, jamón y pasas, y se van echando en una olla de agua hirviendo, que ya tendrá jitomate, chile verde y ajo, y así que están cocidas, se guisa su caldillo con sus especias y su azafrán.

 

 

 

Buñuelos de almendras:

 

 

 

Se pelan las almendras, se muelen, se exprimen, se cuelan, se cuecen como el atole, se tantea la harina, se le echa dulce, una poquita de sal, canela, tantita agua de azahar, esto se amasa, ya que está frío se le echa su manteca muy bien amasada, se pone al sol a que se oree, se van haciendo los buñuelos chiquitos, se cuecen en horno como rosquetes, se echan en almíbar con su canela.

 

 

 

Tamales de dulce:

 

 

 

Toma tres libras de maíz cacahuazintle que esté cernido por cedazo y échale media libra de manteca derretida y ocho yemas de huevo que estén bien dulces; échale un poco de agua caliente, que no quede muy aguado, ni espeso y batido cosa que no llegue a hacer espuma, échale canela bastante, pasas, piñones, ajonjolí, nueces, almendras; ponlo a cocer en una olla con poca agua y atravesarás unos palitos y por encima zacate, sobre él echa los tamales y tápalos muy bien con más zacate hasta que cuezan, que será cuando suenan como aventado. Los de arroz se hacen en la misma forma, echando arroz en lugar de maíz.

 

 

 

Papas de moda:

 

 

 

Se fríen las papas y ya que están friéndose se les echa queso añejo rallado y pan molido, un polvo de pimienta, jitomate, todo revuelto y encima sesos fritos para adornarla.

 

 

 

Chiles rellenos:

 

 

 

Se asan los jitomates y se muelen junto con aguacates mondados y limpios, nueces, vinagre de Castilla y un poco de aceite de comer, que se haga un caldillo espesito y frío, como está se echa encima de los chiles que ya estarán en el platón fritos”.

 

 

 

¿Qué ingredientes identificaste? Muchos de ellos hoy se pueden conseguir con cierta facilidad, pero antes de la llegada de los españoles muchos de ellos no existían en el continente americano.

 

 

 

Reflexiona: ¿Te imaginas cuáles de ellos no son originarios de nuestro continente? Además, ¿notaste la similitud entre algunos de esos deliciosos platillos y algunos que hoy en día se consumen?

 

 

 

Las albóndigas, los buñuelos, los tamales, las papas fritas y los chiles rellenos han sobrevivido por más de 300 años. Aunque hoy en día se disponen de otros ingredientes, antes habría sido impensable hacer albóndigas sin carne o sin huevo. Estos ingredientes sólo estuvieron disponibles en nuestro territorio a partir del siglo XVI, para después formar parte de nuestra historia gastronómica.

 

 

 

La conquista y colonización española de los territorios mesoamericanos provocaron una profunda transformación social, económica, política, cultural y religiosa. Y algunos de los mayores cambios ocurrieron en la agricultura, en la ganadería y en el comercio, pues afectaron profundamente la vida culinaria y económica.

 

 

 

Las culturas prehispánicas practicaban una agricultura basada en el sistema conocido como roza y quema, que consistía en preparar los campos de cultivo; una vez que se obtenía la cosecha y se secaban las plantas y pastos, los quemaban para acabar con la maleza nociva y así aprovechar la ceniza resultante como abono para la siguiente siembra. La preparación del terreno se hacía con herramientas como la coa y el azadón, manejados con la fuerza física de los agricultores, ya que no había animales grandes de tiro, como caballos, yeguas, mulas o toros.

 

 

 

La agricultura que se practicaba era temporal en la mayoría del territorio, con una sola cosecha al año, aunque había lugares en donde se practicaba una agricultura intensiva que aprovechaba el agua de lagos importantes, como en la cuenca de México donde se estableció el sistema de chinampas.

 

 

 

La base de la agricultura prehispánica era el maíz, que se cultivaba en la mayor parte del territorio. La economía del maíz se complementaba con frijol, chile, calabaza, nopales y otras hortalizas y verduras de las distintas regiones, así como con la recolección de los abundantes frutos nativos. También comían carne, pero era de animales pequeños como codornices, guajolotes, ardillas, liebres y también se alimentaban de mariscos y peces.

 

 

 

Mediante la encomienda, el trigo, elemento central en la alimentación española, fue ganando importancia en la nueva agricultura. Aunque inferior en números, la población española continuaba creciendo junto con algunas ciudades recién fundadas que necesitaban de alimentos para satisfacer sus necesidades; algunas de estas ciudades fueron la de México, Puebla, Querétaro, Guanajuato y Zacatecas, entre otras más.

 

 

 

En la dieta española también eran importantes el vino y el aceite de olivo, por lo que en las primeras décadas se establecieron viñedos y sembradíos de olivo, que pronto fueron prohibidos por la corona española para que no hicieran competencia a los vinos y al aceite producido en España.

 

 

 

Otro cultivo importante que trajeron los españoles fue la caña de azúcar. Hernán Cortés fue el primero en introducir este cultivo que se dio muy bien en las tierras bajas e irrigadas del altiplano central y en las costas, por lo que la demanda de azúcar en las ciudades creció e hizo que la producción de caña se convirtiera en una floreciente industria, localizada en los valles calientes de lo que hoy son el estado de Morelos y el de Veracruz.

 

 

 

Los españoles trajeron de Asia el gusano de seda, que fue cultivado en el siglo XVI en la región de Puebla y Oaxaca, pero después fue prohibido por la competencia que significaba para los comerciantes españoles que compraban la seda china y la revendían en el continente americano y Europa.

 

 

 

Otros productos que llegaron de Asia fueron algunos frutos secos como las nueces y las almendras; además de especias como la canela, el clavo y la pimienta.

 

 

 

Entre los cultivos que ya existían en las tierras mesoamericanas, pero que tuvieron una fuerte demanda de los colonos españoles está la vainilla y el cacao, del que se obtenía el chocolate. Este producto se popularizó en las ciudades y villas novohispanas y pasó luego a España y al resto de Europa.

 

 

 

También adquirieron importancia los tintes o colorantes, el más importante fue la grana cochinilla, un insecto parásito del nopal que se producía en las regiones del Altiplano y que pronto se convirtió junto con el índigo o añil en un importante producto de exportación.

 

 

 

Con el tiempo, alimentos de uno y otro continente se fueron fusionando hasta conformar una enorme diversidad culinaria que sobrevive hasta nuestros días. Sin embargo, hubo algunos productos, como el maíz y el pulque que, aunque eran consumidos por algunos españoles, la mayoría de éstos los despreciaban por ser la base de la alimentación indígena.

 

 

 

Para conocer más sobre los alimentos que llegaron de otros continentes y los que América exportó al mundo, observa el siguiente video del minuto 1:03 al 4:48.

 

 

 

La dieta mesoamericana.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=5IcAlF05f9k&t=111s

 

 

 

 

Entre las modificaciones de la agricultura, ocasionadas por el arribo de los europeos, estuvieron la rotación de cultivos, es decir, el cambio de cultivos cada cierta temporada para enriquecer la tierra y evitar la escasez de alimentos; así como la práctica de fertilización con el abono de las heces de animales. Además, se introdujeron nuevos instrumentos agrícolas como el arado, tirado por bueyes o mulas. Los grandes animales, vacunos y equinos, formaron parte importante de las nuevas faenas agrícolas, incrementando con ello la productividad de los campos al sustituir la fuerza humana.

 

 

 

Otro cambio importante se dio en la ganadería. En el mundo prehispánico prácticamente no había animales domésticos, salvo guajolotes y algunos perros pequeños.

 

 

 

Con el arribo de los españoles fueron traídos al continente americano puercos, ovejas, chivos, vacas, toros, caballos, yeguas, asnos y mulas. Los puercos llegaron con las primeras expediciones. Al ser animales muy adaptables, se multiplicaron enormemente, aprovechando el maíz que obtenían los españoles del tributo indígena y los amplios espacios que había en el territorio. La carne de cerdo y los embutidos, como el jamón, formaron parte importante de la dieta española desde los primeros tiempos coloniales y se incrementó con el paso de los años, llegando a las mesas de los indígenas, mestizos, afrodescendientes y castas.

 

 

 

Los rebaños de borregos y chivos crecieron de manera espectacular, inundaron los campos aledaños a las poblaciones e incluso comenzaron a ocasionar problemas de degradación del suelo y erosión, pues arrasaban con los pastos y matorrales que servían para detener y filtrar el agua de lluvia, provocando deslaves de suelo fértil y una menor captación de agua.

 

 

 

El ganado vacuno también floreció. Los españoles trajeron primero vacas y toros a las islas caribeñas y después a las tierras continentales. Aprovechando la abundancia de pastos y forrajes, al igual que los enormes espacios vacíos y la poca mano de obra que se necesitaba para cuidarlos, el ganado vacuno creció de manera espectacular desde las primeras décadas virreinales.

 

 

 

El crecimiento del ganado llegó a tal grado en que comenzó a poner en peligro la agricultura de los pueblos indígenas, pues invadían sus cosechas y se comían sus pastizales, que eran de uso colectivo. Por ello, la corona española emitió disposiciones para proteger las tierras indígenas y frenar la invasión del ganado.

 

 

 

A pesar de esto, el ganado vacuno continuó teniendo gran importancia, pues no sólo se consumía su carne y su leche. También su grasa era utilizada como combustible para encender antorchas y alumbrar tanto las calles como las minas. La piel de vaca, por su grosor, era aprovechada para fabricar costales empleados para cargar las piedras de las minas.

 

 

 

Con el crecimiento de la producción agrícola y ganadera, y con el descubrimiento y explotación de importantes minas de plata en el Camino Real de Tierra Adentro, se incrementó también el comercio local y de exportación.

 

 

 

Debido a los esfuerzos que implicaba el trabajo en las minas, los españoles utilizaron personas esclavizadas en el continente africano; mismas que obligaron a trabajar en las zonas más cálidas con el cultivo de la caña de azúcar.

 

 

 

Alrededor de las zonas mineras se establecieron ciudades y centros de consumo que atraían mano de obra y demandaban alimentos y materias primas. Aunque la mayoría de la economía novohispana seguía siendo regional y local, y en muchos casos de autoconsumo, el comercio de alimentos y productos creció paulatinamente, lo que hizo necesario un medio de cambio aceptado por todos.

 

 

 

Como había ocurrido en Europa desde la antigüedad, el medio de intercambio más aceptado fueron las monedas de plata y oro. Muy pronto comenzó la acuñación de monedas, sobre todo de plata. La acuñación se hacía en la Casa de Moneda, creada en 1535 en la Ciudad de México.

 

 

 

La unidad de mayor valor era el peso de oro minas de ley perfecta, que equivalía a 450 maravedíes españoles; le seguía el peso de oro común, equivalente a 320 maravedíes y a 8 reales de plata. Esta última fue la moneda más utilizada en las transacciones mercantiles, al igual que sus subdivisiones.

 

 

 

La mayor parte de los metales preciosos producidos en la Nueva España se convirtió en monedas. Se estima que el 90 % de la plata y el oro obtenidos se acuñaba. No obstante, casi la totalidad de esas monedas salían del territorio novohispano para pagar las deudas de la corona española debido a las múltiples guerras que comenzaba a tener en Europa. El 10% restante servía para comprar y vender en los mercados más grandes de las ciudades.

 

Vale la pena señalar que, no obstante, la mayor parte del comercio local se hacía con otro tipo de monedas, hechas de madera y conocidas como tlacos. Además, aún se seguían utilizando granos de cacao como medio de pago e incluso muchos mercados locales practicaban el trueque, es decir, el intercambio directo de unos productos por otros, sin la necesidad de una moneda.

 

 

 

Observa el siguiente video del minuto 0:26 al 3:39, sobre la gran variedad de productos que podían encontrarse en los mercados de la Nueva España.

 

 

 

La vida pública en la capital virreinal: el mercado.

 

https://www.youtube.com/watch?v=YKKImYFu3XI

 

 

 

Como has estudiado en esta sesión, la economía de la Nueva España tuvo una fuerte mezcla de elementos tanto indígenas como europeos y asiáticos. De esta manera se transformó el paisaje al incluir nuevos tipos de cultivos, ganados; y la alimentación de los diferentes sectores que conformaron la población novohispana.

 

 

 

Has concluido esta sesión. Si deseas saber más del tema, puedes consultar otras fuentes confiables, como tu libro de texto de Historia, de segundo grado.


                  MIÉRCOLES 28 DE ABRIL  



EL COMERCIO NOVOHISPANO

 

 

Aprendizaje esperado: Reconoce la transformación que sufrieron las actividades económicas a partir de la consolidación de la Nueva España.







 

Énfasis: Conocer los intercambios comerciales, los medios de transporte terrestre, las embarcaciones españolas y su protección naval en el Atlántico, así como las fortalezas que se construyeron en los puertos.

 

 

En esta sesión, profundizarás en el comercio novohispano, es decir, la transformación de las actividades económicas durante la consolidación de la Nueva España. Para ello, estudiarás cómo eran los intercambios comerciales, que medios de transporte se utilizaban, así como las fortalezas que fueron construidas en los puertos.

 

Una de las consecuencias más importantes que tuvo la conquista de los pueblos mesoamericanos, fue la inserción de redes de intercambio y comercio internacionales, lo que algunos estudiosos han llamado la primera globalización.

 

 

 

Después de siglos durante los cuales las sociedades indígenas del continente americano se mantuvieron aisladas del resto del mundo, su integración al imperio español generó un movimiento importante de mercancías, personas e ideas a través de viajes, como el que se narra en la lectura.

 

 

 

Este proceso lo intentó regular la Corona española de manera intensa, con la finalidad de ser ella la principal beneficiaria de los recursos y riquezas que se encontraban en la Nueva España. Sin embargo, en su intento enfrentó la competencia de otras naciones que también intentaron hacerse con esas riquezas.

 

 

 

Fue por dicha razón que la Corona tuvo que recurrir a estrategias variadas que le permitieran mantener a salvo el comercio que iba y venía de la Nueva España. En esta sesión conocerás esas estrategias, así como otros elementos relacionados con el comercio en la Nueva España, con la intención de responder a la pregunta: ¿cómo se desarrolló el comercio de la Nueva España en el Atlántico?

 

 

Un primer elemento con relación al comercio de la Nueva España es que, desde un principio la Corona española decidió cerrar cualquier posibilidad de intercambio entre sus posesiones americanas y el resto de los países, sólo estaba permitido el comercio entre los territorios de la monarquía española.

 

 

A partir de esta situación, se puede hablar de dos rutas comerciales principales en la época virreinal, la del Atlántico que conectaba la Nueva España con España y la del Pacífico que conectaba Acapulco con Manila. Cada una de ellas tuvo sus características propias.

 

 

En esta ocasión, te enfocarás en la primera ruta, es decir, la que unía a España con nuestro actual territorio nacional. Esta ruta atravesaba el océano Atlántico trayendo a las costas novohispanas personas, noticias y mercancías provenientes del continente europeo.

 

 

Como se menciona en el relato anterior, el lugar de salida del comercio atlántico fue la ciudad de Sevilla, único puerto en España que tenía derecho a comerciar con las posesiones en América. En esta ciudad andaluza, se encontraba la Casa de la Contratación, entidad que desde 1540 estaba encargada de controlar y monopolizar todo lo referente a la navegación y el comercio entre España y los territorios de ultramar. Cabe mencionar que, a partir del año 1720, Sevilla perdería su lugar como puerto de Indias, siendo sustituida por el puerto de Cádiz.

 

 

 

Desde Sevilla los barcos salían con rumbo a las islas Canarias, ya en el mar Atlántico. En estas islas se hacía una breve pausa. Después, los barcos ponían rumbo hacia las islas del Caribe, como Jamaica, Puerto Rico o la Española, actualmente República Dominicana.

 

 

Desde ahí, el viaje seguía hasta llegar a las costas de Veracruz, donde las mercancías que se traían eran descargadas y transportadas hasta la Ciudad de México. Ahí, los grandes comerciantes de la ciudad las compraban para luego venderlas en el interior del reino novohispano, actividad por la que lograron amasar grandes fortunas. Después de realizada la venta, los barcos, ahora cargados con productos de Nueva España, partían rumbo a la Habana en Cuba, desde donde agarraban dirección hacia España.

 

 

Estos viajes solían durar alrededor de 75 días de Sevilla a Veracruz y hasta 130 días en sentido inverso. En lo que respecta a las mercancías que iban y venían, por lo general, de España llegaban telas finas, azogue, vino, olivos o productos manufacturados. Por otro lado, desde la Nueva España los principales productos exportados eran los metales preciosos, principalmente la plata. También tenían un lugar importante en este intercambio los tintes, como el proveniente de la grana cochinilla o el del palo de tinte.

 

 

Para organizar, controlar y proteger este intercambio, la Corona española instrumentó por un lado una política de prohibiciones a la producción de ciertos productos en la Nueva España, como fue el caso del vino o los olivos. Esto con la finalidad de proteger a los fabricantes españoles y obligar a la gente de la Nueva España para que comprara los productos españoles.

 

 

Una segunda política fue la instauración de un régimen de flotas. Este consistía en la organización de un convoy de barcos mercantes junto con barcos armados que una vez al año hacían el viaje rumbo a la Nueva España y de regreso. Por lo general, la flota salía de España a principios de abril y partía de Veracruz entre el mes de febrero y marzo. La finalidad de este régimen de flotas era proteger que la plata americana no cayera en manos de los piratas y, al mismo tiempo, facilitar el control sobre los intercambios, con lo cual se aseguraba poder cobrar los impuestos que le tocaban a la Corona.

 

 

Otra estrategia seguida por las autoridades españolas fue limitar el comercio de la Nueva España en el Atlántico a un solo puerto, el de Veracruz, lo que lo convirtió en el único donde legalmente estaba permitida la carga y descarga de mercancías provenientes de España. La idea era llevar mayor control sobre las mercancías que se movían y así poder recaudar íntegramente los impuestos y contribuciones debidas a la Corona.

 

 

Estas estrategias han llevado a los historiadores a definir el comercio colonial de los siglos XVI, XVII y parte del XVIII, como un sistema de comercio cerrado y proteccionista. Sin embargo, en su búsqueda de limitar y controlar el comercio, las autoridades reales provocaron el surgimiento de una importante actividad de contrabando, favorecida tanto por los habitantes de la Nueva España como por los del Perú y de las otras naciones.

 

 

Para el contrabando se utilizaron los pequeños puertos que se encontraban a lo largo de las costas del amplio territorio novohispano. Estos puertos se hallaban menos vigilados que el de Veracruz y, por lo tanto, se podían cargar o descargar mercancías sin necesidad de pagar impuestos a la Corona.

 

 

Otra forma de contrabando era falsificar la documentación de las mercancías que venían en los barcos, esto con la finalidad de evitar los límites que imponía la Corona respecto a la cantidad de mercancías que podían traer los barcos.

 

 

En ambos casos, es muy factible que algunos funcionarios virreinales estuvieran coludidos con los contrabandistas, mostrándose indiferentes ante los quebrantamientos de la legislación. Sin embargo, el contrabando no fue el único problema que enfrentó este sistema comercial. Debido a que el comercio de la Nueva España con otras naciones estaba prohibido, la gran cantidad de plata y otras mercancías que la Corona española recibía de la Nueva España comenzaron a ser deseadas por los otros reinos europeos. Y la forma de acceder a esos recursos, fue la piratería.

 

 

Para conocer un poco más sobre la piratería. observa el siguiente video.

 

 

 

¡Al abordaje!

 

 


https://www.youtube.com/watch?v=XuFv8ziwOqI&t=103s

 

 

 

 

 

Durante gran parte de los siglos XVI, XVII y XVIII, tripulaciones de diferentes nacionalidades se dedicaron a atacar las embarcaciones españolas o a las poblaciones costeras, para lo cual utilizaron como bases sus países de origen o algunas islas del Caribe.

 

 

 

Dentro de la piratería existen dos tipos de personas. Por un lado, estaban los piratas, quienes eran personas que actuaban de manera individual y por otro lado los llamados corsarios, quienes recibían de algún gobierno europeo la autorización de atacar los intereses españoles bajo la condición de pagar una parte a dicho gobierno. Todo quedaba establecido en unos documentos llamados “patentes de corso”. La presencia de los piratas en el mar Caribe, explica en parte la decisión de la Corona española de instaurar el sistema de flotas en el Atlántico; sin embargo, no fue lo único que se hizo para enfrentar este problema.

 

 

 

Otra estrategia que implementó la Corona española a lo largo de los tres siglos que duró el dominio español en la Nueva España, fue la construcción de fortificaciones en algunos puertos importantes del reino novohispano, esto con el objetivo de proteger a las poblaciones costeras y el comercio marítimo de los ataques piratas.

 

 

 

Estas fortificaciones normalmente eran pagadas con los ingresos de la Corona y debían construirse de tal forma que pudieran soportar los disparos de los cañones enemigos y al mismo tiempo permitieran responder a los ataques con su propia artillería. Además de los fuertes construidos en territorio novohispano, durante el siglo XVII, parte de los impuestos recolectados en el reino de la Nueva España eran enviados a otras posesiones españolas en el Caribe como Cuba o Florida, para construir y dar mantenimiento a diversos fuertes de la zona. A esta política se le conoce como “el situado”.

 

 

 

La Corona también decidió construir una flota de barcos en el Caribe, a la que llamaron “la armada de Barlovento”. Dicha armada tuvo la finalidad de perseguir a los piratas y corsarios en el Caribe.

 

 

 

Respecto al tema de los barcos, actualmente se sabe que, tanto en el Atlántico como el Pacífico, los españoles utilizaban dos tipos de barcos, ambos de características similares: los galeones y las naos. Estos barcos se movían por medio de velas y eran construidos con madera, principalmente. Para defenderse solían ir armados con cañones montados en los costados de las naves. El número de armas dependía tanto del tamaño del barco, como de su función principal, para el transporte de mercancías o el combate marítimo.

 

 

 

Por último, ¿qué pasaba con todas las mercancías que llegaban a los puertos de la Nueva España? Al respecto habría que decir que las mercancías, por lo general, eran compradas por los comerciantes del poderoso Consulado de la Ciudad de México, quienes a su vez se encargaban de revender esas mercancías a lo largo y ancho del territorio novohispano, razón por la cual lograban obtener grandes ganancias.

 

 

 

Para hacerlo, los comerciantes recurrían a una red de caminos que había en todo el Virreinato; sin embargo, esos caminos solían no ser de gran calidad y en algunas partes se encontraban asolados por grupos de bandidos. El transporte se hacía en burros o mulas, así como en carretas, situación por la cual, el transporte no era tan rápido. Esto, junto a todas las restricciones impuestas por la Corona, limitaban enormemente el desarrollo más amplio de la actividad comercial en la Nueva España.

 

 

 

Has finalizado esta sesión. Si deseas saber más del tema, puedes consultar tu libro de texto de Historia, de segundo grado.


 


            ACTIVIDAD SEMANA 31


                                            







LA ECONOMÍA NOVOHISPANA Y EL COMERCIO NOVOHISPANO

 

 

 

 

1.     Realiza la lectura de los temas la economía novohispana y el comercio novohispano, subraya lo que consideres más importante y atiende a los siguientes puntos

 

 

2.     Imagina que vives en la Nueva España del siglo XVII, y un amigo tuyo quiere poner un negocio y empezar a comerciar con España. En una cuartilla, escribe los consejos que le darías para que tome en cuenta.

 

3.     Además, con base en lo anterior, responde las siguientes preguntas:

 

      I.        ¿Cuáles son las características de la ruta comercial?

 

     II.        ¿Cuáles son los permisos o trámites que requiere?

 

   III.        ¿Cuáles son los productos que es posible comerciar?

 

   IV.        ¿Cuáles serían las problemáticas a las que se enfrentaría?

 

 

Las actividades de cada semana se comparten los días viernes y se tienen seis días para realizar la entrega de forma puntual.

 

Recuerda realizar solo una entrega semanal antes del JUEVES 6 de mayo.

 










 ¡Buen trabajo! 


Gracias por tu esfuerzo 



 



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