Embellecer las ciudades

 ESCUELA SECUNDARIA GENERAL «PAPANTLA»




PROFESOR: JOSÉ  VILLAGÓMEZ 



HISTORIA II





 


Segundo de Secundaria Historia 







Embellecer las ciudades

 

 

PDA: Conoce los principales rasgos de la cultura y la sociedad novohispanas en el siglo XVIII y cómo se transformaron por efecto de las reformas borbónicas.

 




Énfasis: Reconocer los proyectos urbanos para organizar la vida en las ciudades.

 

 

 

El propósito de la sesión de hoy es: reconocer los proyectos urbanos para organizar la vida en las ciudades. Esto en el contexto de la Nueva España en el siglo XVIII. A lo largo de la sesión, además, podrás conocer algunas de las características de la cultura y la sociedad novohispana de ese siglo y cómo éstas se transformaron debido a las Reformas Borbónicas.

 

 

 

“El siglo XVIII, de alegría y esperanza, de confianza en el progreso del género humano, el siglo de la Ilustración de la civilización occidental es la época de mayor auge y progreso en la Nueva España […]. El cambio de dinastía hizo posible que se introdujeran en la sociedad de la península y en la de las colonias las innovaciones que dieron a la fisonomía social de la vieja y la Nueva España un nuevo aspecto. A los Austrias sucedieron los Borbones, en 1700. Éstos llevaron a España una administración más organizada y planeada que la de sus antecesores.

 

 

 

 

 

[… ] En la colonia se formó […] una minoría selecta que vio con gusto las reformas ilustradas de los Borbones […] Estos ilustrados mexicanos leyeron a los autores modernos españoles y europeos y trataron de contribuir a la modernización de las ciencias y de las artes, en su patria […] Todavía a mediados del siglo predominaba en Nueva España el estilo barroco en el arte […]. En la segunda mitad del siglo se advierte el cambio rápido de lo barroco a lo neoclásico, sobre todo en la arquitectura […]. En las últimas décadas del gobierno colonial cobran importancia las artes menores. Las nuevas residencias señoriales de la capital y de la provincia se adornan con sillas, mesas, camas, armarios, escritorios, cómodas, espejos y cornucopias cuidadosamente trabajados […].

 

 

 

 

 

 

El aumento de la riqueza y la población contribuyeron a modificar las costumbres y la moral pública heredadas del siglo XVII. Las costumbres siguen siendo, en el siglo ilustrado, diferentes en la ciudad y en el campo, pero cada vez se acentúa más la tendencia a imitar los usos de la capital. También se sigue marcando la diferencia entre la sociabilidad de los peninsulares y criollos y la de los indios y mestizos. En general, se puede decir que se acentúan las características de los siglos pasados. Las fiestas capitalinas son más lujosas y frecuentes, las del campo, más ruidosas y de mayor duración […]. A fines del siglo se advertía claramente la prosperidad de la Nueva España: hermosas iglesias, puentes, acueductos, construidos por los ricos mineros; las calles empedradas; iniciado el alumbrado público. Fiestas religiosas y profanas de gran esplendor; romerías, paseos, lugares de recreo […]. Pero también existía una enorme desproporción entre los que disfrutaban de la riqueza y el poder y las clases bajas, compuestas por indios y mestizos.

 

 

 

 

Como te pudiste dar cuenta, las medidas tomadas por las autoridades españolas generaron prosperidad económica, lo que llevó a ciertos cambios en las costumbres de la sociedad y en el desarrollo de las ciudades, aunque continuaron las diferencias en las clases sociales y en los entornos urbano y rural.

 

 

 

 

Observa detenidamente la siguiente imagen, esta corresponde a una litografía de 1733 en donde se retrata la ciudad de México, capital de la Nueva España, poco antes de que comenzaran a notarse los cambios derivados de las Reformas Borbónicas.

 

 

 

Como leíste al inicio, la corona española emitió una serie de reformas que impactaron en todas sus colonias, las llamadas Reformas Borbónicas, nombradas así porque provenían de la nueva familia reinante: los Borbón. Estas reformas, sustentadas en el pensamiento ilustrado, que como recordarás por sesiones anteriores, estaba basado en la razón y el conocimiento, pretendían modernizar y transformar el mundo, y solucionar los problemas sociales.

 

 

Estas reformas fueron emprendidas por la Corona española desde mediados del siglo XVIII. En 1763, el rey Carlos III buscando la manera de incrementar la cantidad la riqueza que España recibía de la Nueva España, decidió enviar al visitador general José de Gálvez para que revisara los tribunales de justicia, la Real Hacienda, las finanzas de las ciudades e incluso las de los pueblos de indios; también se incluyeron algunas reformas que beneficiaron a las clases más desprotegidas, como la indígena; además, impulsaron las ciencias, las artes y la industria.

 

 

 

 

Aunque desde inicios del siglo XVIII se emprendieron algunas reformas, y a mediados de ese siglo comenzó a notarse un cambio, fue hacia las décadas de 1770 y 1780 que, debido al crecimiento económico y aumento demográfico, sobre todo de la población indígena, comenzaron a reflejarse con mayor fuerza.

 

El apoyo a las artes y las ciencias trajo consigo el establecimiento de instituciones que permitieron el desarrollo de esas actividades, como la Academia de San Carlos y el Colegio de Minería, en la Ciudad de México; del primero, surgieron personajes que contribuyeron a la transformación de la ciudad con sus obras arquitectónicas, como el valenciano Manuel Tolsá quien llegó a la Nueva España para dirigir dicha Academia. Además, las reformas dieron apertura a la inclusión de los sectores criollos en áreas en las que anteriormente no tenían mayor participación.

 

 

 

Al respecto, es importante señalar que, como lo has estudiado en sesiones anteriores, la organización social novohispana estaba estratificada y era muy desigual. Desde principios del siglo XVI y durante todo el siglo XVII, existió una organización sociopolítica conformada por la “República de indios” y la “República de españoles”, autónomas e independientes entre sí, integradas, como su nombre lo indica, por esos sectores sociales; la Corona española era quien determinaba quiénes y por qué pertenecían a determinado sector social y era quien otorgaba o quitaba atributos a sus vasallos.

La marcada división social se veía, incluso, en la vestimenta, pues esta debía ser acorde con la condición étnica y social de los individuos. Españoles, criollos, mestizos, indígenas y castas, además de esclavos africanos y asiáticos, conformaban la sociedad novohispana. En este aspecto, las Reformas Borbónicas incluyeron mejoras en beneficio de esos sectores sociales; por ejemplo, se permitió que recibieran instrucción básica y, en algunos casos, se incorporaron a instituciones de enseñanza artística y científica.

 

 

 

Las Reformas Borbónicas generaron procesos de cambio en la forma de gobierno, en la economía, en los ámbitos social y cultural, y en la reorganización territorial que llevó a un nuevo orden político.

 

Para conseguir ese nuevo orden, las ciudades fueron muy importantes, pues ellas representan un espacio de poder, en donde se reúne la autoridad administrativa, política y económica; igualmente, en las ciudades hay una gran concentración de población, son lugares de intercambio económico, social y cultural, sitios en donde surgen y convergen ideas y manifestaciones artísticas e ideológicas; muchas veces son ejemplo para el resto de los territorios y son un reflejo de las sociedades.

 

Las Reformas Borbónicas contemplaron, como parte del pensamiento ilustrado en el que la belleza y el orden también eran importantes, el embellecimiento de las ciudades para demostrar y expresar a través de ellas el progreso, lo que a su vez daría prestigio a la Corona española.

 

Por eso las autoridades españolas solicitaron la mejora estética y funcional de las ciudades, así como su limpieza y ornato, por lo que las autoridades de las ciudades novohispanas más importantes, como México, Guanajuato, Antequera de Oaxaca y Valladolid, hoy Morelia, entre otras, comenzaron a realizar transformaciones en su fisonomía. Para lograr su cometido se construyeron edificios con usos específicos bajo los lineamientos del estilo neoclásico. También para conservar el orden comercial se realizó un reacomodo de puestos y tianguis y se crearon nuevos mercados.

 

 

 

 

 

 

 

En 1786, para tener un mayor control, la Corona española reorganizó el territorio de la Nueva España y quedó dividida en 12 intendencias, similar a lo que hoy llamaríamos estados, y cada una de esas intendencias tendría una cabecera, es decir, una capital. Este fue un cambio importante, pues las ciudades comenzaron a “competir” para convertirse en capitales, pues ello les traería beneficios económicos y políticos, y para conseguirlo debían mostrar que tenían las características de una ciudad moderna, bella y organizada.

 

Debido a ello, las autoridades virreinales reforzaron los proyectos para conformar ciudades funcionales, ordenadas, limpias y estéticas e iniciaron su remodelación, con obras que requirieron cuantiosos recursos.

 

 

 

Un documento expedido por la Corona dice al respecto del nuevo orden urbano: “Los intendentes deberían de prevenir con igual cuidado a las justicias de todos los pueblos de sus provincias que se esmeren en la limpieza de ellos, ornato, igualdad y empedrados de las calles; que no permitan desproporción en las fábricas que se hicieren de nuevo para que no desfiguren el aspecto público, especialmente en las ciudades y villas populosas de españoles procurando también queden anchas las calles y derechas, y las plazuelas con la posible capacidad”.

 

 

 

Así, se iniciaron obras de empedrado de calles con la finalidad de mejorar el tránsito de los carruajes y evitar encharcamientos, los cuales eran comunes y generaban enfermedades. También se mandó alumbrar las calles, con farolas de aceite, poner banquetas, embellecer parques y jardines, para dar una imagen de orden y limpieza.

 

 

 

 

Un elemento nuevo en las ciudades fueron los “Paseos”, que inicialmente se crearon “para que salieran a respirar aire libre los vecinos de la capital”, tan necesarios por higiene para los habitantes de las ciudades; el primero de ellos fue el Paseo de Bucareli, al extremo oriente de la ciudad de México, poco después se abrió el de La Viga.

 

 

 

 

El Paseo de Bucareli fue creado por órdenes del virrey Antonio María de Bucareli en 1778. Inicialmente recibió el nombre de Paseo Nuevo y estaba formado por un carril central amplio diseñado para el tránsito de carretas tiradas por caballos, y dos en cada orilla para los peatones. Los costados estaban delimitados por dos hileras de árboles para proporcionar sombra a los paseantes. El trayecto estaba conformado por tres glorietas decoradas con una fuente al centro de las cuales la más grande era la “Fuente de la Libertad”. Desde su creación hasta la segunda mitad del siglo XIX, fue uno de los espacios públicos más importantes de la capital novohispana.

 

 

 

 

 

Los límites de las ciudades también tuvieron cambios debido a la expansión de los barrios que habían crecido de manera desordenada; ante esta situación, en la capital novohispana destacó el trabajo del arquitecto y urbanista criollo Ignacio Castera quien propuso un plan de reordenamiento que seguía la misma traza de la ciudad, pero extendió sus límites; en dicho plan también incorporó numerosas obras hidráulicas  para evitar las inundaciones, así como alineación de calles y delimitación de avenidas. Una de sus obras más importantes fue la fuente “Salto del agua”, construida en 1779.

 

 

 

 

 

Aunque algunos de los proyectos no funcionaron según lo planeado y otros se lograron hasta el siglo XIX, las reformas generaron un cambio profundo en la sociedad y la cultura novohispana, transformaron, incluso, la forma de las personas de conducirse en las ciudades, como lo fue el hecho de utilizar una banqueta para transitar, lo que antes no sucedía. Todas estas innovaciones crearon una nueva forma de convivencia y costumbres.

 

 

 

Pese a las mejoras urbanas, también se presentaron problemáticas. La nueva distribución de los territorios habitados por indígenas terminó con la distinción entre las mencionadas Repúblicas de indios y de españoles, pues era evidente, e inevitable, qué ambos grupos, y todos los demás existentes, convivían y se mezclaban.

 

 

Por otra parte, la concentración de la mayor parte de la población en las intendencias de México, Guadalajara, Guanajuato, San Luis Potosí y Veracruz por los procesos migratorios del campo a la ciudad propició que las ciudades se llenaran de indigentes, mendigos y léperos. La falta de oportunidades para ciertos grupos y la escasez de alimentos fueron las causas más frecuentes de disturbios, también llamados motines, en estos lugares.

 

 

 

Antes de terminar, observa el siguiente video sobre “El Caballito” obra escultórica de Manuel Tolsá inaugurada en 1803. Sin duda, los monumentos conmemorativos son un elemento central en el embellecimiento de las ciudades.

 

1.  EL CABALLITO DE MANUEL TOLSÁ

 

 


 

https://www.youtube.com/watch?v=9E3k_Ow9ebQ

 

Como viste en esta sesión, las Reformas Borbónicas, influenciadas por el pensamiento ilustrado, fueron una serie de medidas que transformaron a la Nueva España. Dichas medidas tenían el objetivo de desarrollar la economía novohispana y así aumentar la riqueza de la Corona Española y convertirse en uno de los más importantes y modernos imperios.

 

Para conseguirlo, dentro de sus reformas estuvo el impulso a la ciencia, las artes y la industria. Los proyectos para convertir a la Nueva España en un territorio organizado, ordenado, próspero y moderno incluyeron mejoras en el aspecto de las ciudades. Para ello, se construyeron hermosos edificios de arte neoclásico que no sólo eran bellos, sino útiles, como la mencionada Academia de San Carlos.

 

También se crearon mercados establecidos, se mandó ensanchar y empedrar las calles, se embellecieron parques y jardines, se pusieron banquetas, se crearon paseos y lugares de recreo, se puso orden en los barrios, que habían crecido desordenadamente y se ampliaron los límites de las ciudades, entre muchas obras más.


MIÉRCOLES  2 DE JUNIO DE 2021

 

2° de Secundaria Historia

 

LA CIENCIA, EL ARTE Y LA EDUCACIÓN CON LAS REFORMAS BORBÓNICAS

 

 

 

 

Aprendizaje esperado: Conoce los principales rasgos de la cultura y la sociedad novohispanas en el siglo XVIII y cómo se transformaron por efecto de las reformas borbónicas.

 




Énfasis: Identificar la modernización de la educación, el papel de los franciscanos y agustinos, y las nuevas instituciones educativas, científicas y artísticas.

 

 

 

Relacionado con el tema de hoy, lee la siguiente carta escrita por el filósofo y científico José Antonio Alzate en la Ciudad de México durante el siglo XVIII. La carta se encuentra en el tercer tomo de la obra Historia de la ciencia en México, realizada por el historiador de la ciencia Elías Trabulse. Dice así:

 

El excelentísimo don Antonio de Ulloa, uno de nuestros mayores sabios y promovedores de la literatura española, navegando de Veracruz para Cádiz, observó en 24 de junio de 1778 un eclipse total de Sol, al que acompañaba un raro fenómeno, cual era haber registrado en el disco obscurecido de la Luna un punto luminoso. Dicho señor publicó la observación, y propuso a los sabios la explicación de un efecto tan raro: procuró probar que era un taladro formado en el cuerpo lunar por donde la luz del Sol se comunicaba a la Tierra.

 

 

 

La observación pasmó a los físicos por ser una novedad no esperada; más el padre Beccaria, insigne físico de la Academia de Turín, intentó defraudar el mérito a dicho señor excelentísimo queriendo lograr la prioridad de tiempo, y publicó […] una observación que, como propia, dictaba en su cátedra, y era haber observado lo mismo en el eclipse total de Luna de 11 de octubre de 1772.

 

Pero en los opúsculos escogidos que se imprimieron en Milán, página 166 ya advierte […] confió la observación a su sobrino y sobrina, los que le advirtieron haber observado al tiempo del eclipse total en el disco de la Luna un punto luminoso, todo esto con el intento, como dije, de debilitar el mérito de la observación de nuestro sabio. Mas si un físico italiano intentó defraudar el mérito del descubrimiento a un astrónomo español, ¿no podré decir al padre Beccaria, aunque no me reconozca por astrónomo, sino por aficionado, que en México se imprimió observación anterior a la suya, y no menos que con la anticipación de más de tres años?

 

 

En el cuaderno que publiqué con este título: Eclipse de Luna de 12 de diciembre de 1769, observado en la imperial ciudad de México, y dedicado al Rey nuestro Señor por D. José Antonio de Alzate y Ramírez, impreso en México por el Licenciado don José de Jaureguí, calle de San Bernardo, año de 1770, se leen estas expresiones: Los fenómenos que observé en el eclipse son, primero: que no se observó ninguna luz en la parte obscurecida de la Luna ni con el telescopio, ni a simple vista […] La observación de este eclipse pasó a Europa, se hizo mención de ella en las Memorias de la Academia de las Ciencias de Paris, y en el Diario de los Sabios. ¿Cómo, pues, intenta el padre Beccaria dar su observación en 1772 como la primera que se haya ejecutado sobre el particular?

 

 

El siglo XVIII se caracterizó en varios países de Europa por el creciente desarrollo de la corriente de la Ilustración y del método científico entre los pensadores y científicos. Este impulso, como pudieron apreciar en la carta, también alcanzó a la Nueva España, gracias a la llegada de estas ideas que venían tanto en las mentes de diversos personajes provenientes de España, como en libros, algunos llegados a estas tierras de manera ilegal.

 

 

Ilustración “Siglo de las Luces”

 

Este desarrollo de las ciencias y de las artes, en un inicio estuvo fundado en la labor de ciertas órdenes religiosas, con los jesuitas a la cabeza, sin embargo, a partir de la década de 1780 desde la Corona española se decidió promover la fundación de nuevas instituciones dedicadas a la educación y modernización de la enseñanza, con la finalidad última de mejorar el conocimiento que existía sobre la Nueva España y así poder hacer más eficiente su control.

 

¿Cuáles fueron las instituciones que se fundaron en la Nueva España? Y ¿cómo se desarrolló esta aparente modernización de la enseñanza, la ciencia y el arte en la Nueva España? Estas serán dos preguntas que se buscara responder durante la sesión.

 

Como recordarás, en sesiones anteriores estudiaste que la llegada de los borbones al trono español significó la introducción de una serie de cambios y modificaciones en todos los territorios dominados por la monarquía hispánica, incluyendo la Nueva España. Y uno de los cambios más importantes en relación a la educación y la ciencia fue, sin lugar a dudas, la polémica expulsión de la Compañía de Jesús que tuvo lugar en el año de 1767.

 

 

 

La razón de este cambio fue que los religiosos jesuitas habían adoptado un papel central en todo lo referente a la educación en la Nueva España, especialmente durante el siglo XVIII, a tal grado que con la expulsión de la orden los colegios novohispanos perdieron un total de 454 individuos que se desempeñaban, entre otras cosas, como profesores de primeras letras, gramática latina, retórica, filosofía o teología. La expulsión también significó que en 21 ciudades y villas de la Nueva España se cerraran todos los colegios jesuitas dedicados a la enseñanza, los cuales fueron expropiados por el gobierno real.

 

El impacto fue sin duda muy duro, sobre todo en el ámbito de la educación para seglares, es decir, las personas que no pertenecían al clero, toda vez que las escuelas de las otras órdenes religiosas estaban dirigidas principalmente a novicios o seminaristas, por lo que de un momento a otro un sector de la población, principalmente el criollo, se quedó sin alternativas para continuar con sus estudios.

 

 

 

Además de la pérdida de los espacios educativos, la expulsión de los jesuitas implicó el freno a los cambios que algunos miembros de esa orden, habían intentado implementar en sus formas de enseñanza. Maestros como Francisco Xavier Clavijero habían empezado a limitar el uso del método escolástico para remplazarlo por el método científico experimental que, entre otras cosas, les permitió difundir algunas de las ideas de los científicos más importantes de esa época como Isaac Newton, Rene Descartes, Francis Bacon o Benjamin Franklin.

 

 

 

Fue gracias a sus esfuerzos que a mediados del siglo XVIII en Nueva España comenzó a tomar forma un tímido movimiento de “ilustración católica”, dentro del cual destacó gente como Antonio de Alzate, autor de la carta que leíste al principio de la sesión.

 

Frente a la situación de vacío creado por la intempestiva salida de los jesuitas del reino de la Nueva España, se tomaron diversas acciones.

 

Por un lado, los franciscanos y agustinos, tenían seminarios y colegios especialmente dirigidos a novicios y religiosos, lograron abrir sus cursos para que los laicos pudieran ingresar en ellos. Para lograrlo la Real y Pontificia Universidad de México tuvo que validar dichos cursos.

 

 

 

Por otro lado, los colegios jesuitas de las ciudades de Puebla, Guanajuato, Querétaro y México reabrieron ahora bajo el control y financiamiento del gobierno, sin embargo, muchas de las propiedades jesuitas que aportaban dinero para mantener los colegios fueron vendidas por el gobierno y los recursos obtenidos de esas ventas enviados a España, con lo que la educación novohispana se descapitalizó.

 

 

 

Pero si con la expulsión de los jesuitas la Corona española había afectado el ámbito educativo en la Nueva España, a partir de la década de 1780 la situación cambió radicalmente, puesto que en esos años desde Madrid se decidió apoyar algunas propuestas novohispanas para crear tres instituciones que tendrían un papel muy importante en el desarrollo de la educación, la ciencia y las artes en la Nueva España.

 

La primera de ellas fue la Academia de las Nobles Artes de San Carlos, la cual fue propuesta por el director de grabado de la Casa de Moneda de México cuyo proyecto estaba inspirado en la Academia de San Fernando de Madrid y tenía por objetivo la creación de una escuela donde se enseñarán las bellas artes.

 

 

 

La propuesta fue aceptada por Carlos III en 1784 y, al año siguiente, fue inaugurada en la Ciudad de México, ofreciendo cursos de arquitectura, dibujo, grabado, matemáticas y escultura.

 

Sin embargo, su creación no estuvo libre de polémica, debido a la preferencia que se le dio a los profesores de origen español. Esto causó que en 1788 el director de la Academia solicitará que 3 de sus 4 maestros fueran cambiados. También causó conflicto en varios alumnos la predilección de la institución por instaurar el estilo neoclásico y rechazar la corriente barroca, tan desarrollada en Nueva España.

 

Estas quejas provocaron que la planta docente cambiara y con eso se diera la llegada de nuevos profesores venidos de España que lograron levantar el nivel académico de la Academia, convirtiéndola en una de las escuelas de bellas artes más importantes del continente. Artistas españoles de la talla de Manuel Tolsá o Rafael Ximeno y Planes se ocuparon de las cátedras de escultura y pintura respectivamente, con lo que se le dio un impulso definitivo al desarrollo del estilo neoclásico en Nueva España.

 

 

 

En el mismo año de 1788 otra institución dedicada a la educación y la ciencia apareció en el ámbito novohispano: el Jardín Botánico. Esta institución también se inspiró en su homónima de Madrid y fue fundada en 1788 bajo la dirección de dos científicos españoles, Martín de Sessé y Vicente Cervantes.

 

Si bien esta institución también tuvo problemas relacionados con la aparente discriminación a los criollos, el jardín siguió con sus actividades como una institución interesada en el carácter práctico de la botánica, generando una importante colección de especímenes vegetales y siendo un espacio en el que se impartían cátedras. El Jardín Botánico también sirvió como plataforma desde la cual Vicente Cervantes introdujo en Nueva España conocimientos científicos novedosos en los campos de la biología o la química, como lo fue el sistema de taxonomía creado por Carlos Linneo, al cual se opuso férreamente el pensador novohispano Antonio de Alzate, sin mucho éxito.

 

Otra de las instituciones en aparecer en Nueva España fue el Colegio de Minería. Este tuvo su origen en la propuesta de dos criollos, Joaquín Velázquez de León y Juan Lucas de Lassaga, de crear un tribunal de minería y un “seminario metálico”.

 

 

La idea recibió la aprobación de Carlos III quien, para disgusto de los criollos, nombró como director al español Fausto de Elhúyar. A pesar de las quejas de los novohispanos, Elhúyar se mantuvo en su puesto. El colegio abrió sus puertas en el año de 1792 con maestros traídos de Europa, entre los cursos que se impartían había clases de mineralogía, latín, calculo integral y química. Con el tiempo, el colegio llegó a dar becas para que algunos estudiantes continuaran sus estudios en Europa y entre sus logros se puede señalar la traducción del trabajo clásico de Lavoisier, Tratado elemental de química en 1797 o el descubrimiento en 1801 de un nuevo elemento químico: el vanadio.

 

 

 

Para construir la sede del colegio de Minas se eligió ni más ni menos que al arquitecto Manuel Tolsá cuyo edificio pervive hasta nuestros días. Observa el siguiente video para conocer más de la institución y su edificio sede.

 

1.   MANUEL TOLSÁ. PALACIO DE MINERÍA

 

 


 

https://www.youtube.com/watch?v=DOBuAffZ3AU&t=170s

 

El Real Seminario de Minas o colegio de Minas, junto con el Jardín Botánico y la Academia de San Carlos alcanzaron su mayor desarrollo a  principios del siglo XIX, de tal forma que Alexander von Humboldt en esos años escribió: “Ninguna ciudad del Nuevo Continente sin exceptuar las de los Estados Unidos, presenta establecimientos científicos tan grandes y sólidos como la capital de México. Citaré sólo la Escuela de Minas […] el jardín Botánico y la Academia de pintura y escultura conocida con el nombre de Academia de Nobles Artes”. Pero el desarrollo de las ciencias y el arte no se redujó a estas tres instituciones. Además, se llevaron a cabo numerosas tentativas para difundir el conocimiento científico, las cuales contaron con el apoyo del gobierno real.

 

 

 

En este respecto tendríamos que nombrar la aparición de la Gaceta y del Diario de México, las primeras publicaciones periódicas en la Nueva España. La inclusión de temáticas y discusiones científicas en ellas abrió este tipo de conocimientos a un mayor público del que antes conocía sobre ellos.

 

 

 

También se promovió la realización de varias expediciones tanto con fines geográficos, como botánicos e incluso médicos, como fue el caso de la expedición encabezada por el médico Francisco de Balmis a principios del siglo XIX  el cual buscó difundir la técnica de la vacunación contra la viruela entre la población novohispana.

 

 

 

Sin embargo, la expedición más importante realizada en aquella época fue sin duda la llevada a cabo por el barón de Humboldt, que, aunque era una empresa personal, fue apoyada por la Corona durante el tiempo que el aristócrata alemán permaneció en la Nueva España, dándole todas las facilidades para que pudiera conocer lo más posible de los territorios americanos.

 

 

 

Por último, es importante señalar que el gobierno virreinal también dio un empuje decidido e importante a la educación elemental, toda vez que favoreció el surgimiento de algunas escuelas de primeras letras gratuitas, tanto en el ámbito urbano español como en los pueblos indígenas, con lo que buscó llenar el vacío provocado por la expulsión de los jesuitas.

 

Para recapitular lo estudiando en esta sesión observa el siguiente video.

 

2.   REFORMAS MODERNIZADORAS

 

 

 


 

https://www.youtube.com/watch?v=Yx6B7Jxm9jw

 

A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la educación, la ciencia y el arte se encontraban en una fase de desarrollo, gracias en parte al apoyo decidido de la monarquía española, la cual, siguiendo los preceptos del absolutismo ilustrado, vio en el apoyo a estos ámbitos una oportunidad para controlar y desarrollar más sus territorios ultramarinos.

 

Tras la expulsión de los jesuitas fue a través de la participación de otras órdenes religiosas, apoyos a expediciones científicas, creación de escuelas de primeras letras y del desarrollo de tres nuevas instituciones educativas y científicas, que Carlos III buscó favorecer el desarrollo científico y artístico de la Nueva España.

 

                ACTIVIDAD SEMANA 36



                       



 LA ILUSTRACIÓN

 

 

 

 

 

1.     Divide una hoja de tu cuaderno u hojas blancas en cuatro partes, en cada una coloca una de las siguientes preguntas:

 

 

 

 

 

  ¿En qué consistió la Ilustración o también llamado Siglo de las Luces?

 

¿Qué cambios trajo consigo La Ilustración europea en el ambiente novohispano?

 

¿Qué consecuencias tuvieron las ideas ilustradas en la Nueva España?

 

¿Cuáles fueron algunos aportes de los criollos ilustrados?

 

 

 

2. Para resolver los cuestionamientos no dudes en apoyarte en tu libro de texto y en las lecturas compartidas el día lunes y miércoles.

 

 

 

Las actividades de cada semana se comparten los días viernes y se tienen seis días para realizar la entrega de forma puntual.

 

Recuerda realizar solo una entrega semanal antes del JUEVES 10 de junio.

 

 







 ¡Buen trabajo! 


Gracias por tu esfuerzo 



 


 

 

 



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